Ocho apellidos catalanes

Difícil, muy difícil superar el éxito alcanzado en España por la primera versión (Ocho apellidos vascos) de esta secuela, partiendo de la base de que aquella consiguió convertirse en la segunda película con mayor recaudación en nuestro país, además de ser la tercera cinta más vista en toda la historia del cine nacional.

Emilio Martínez-Lázaro, como no podía ser de otra manera, con todo el curriculum a sus espaldas y después de haber alcanzado tan espectacular resultado, no ha querido sustraerse a la dirección de esta segunda parte, situándola esta vez en Cataluña, casi con idénticos personajes que en el primer intento.

Pero, por mucho que queramos apartarnos de la coincidencia del origen ambiental y con la consideración del eterno temor al ridículo, no hay duda de que determinadas situaciones, frases y equívocos -que pueden ser lógicamente graciosas y divertidas a los oídos de otras regiones- suenen aquí, en Cataluña, como un ligero punto de mofa. Y lo mismo sucede en determinadas escenas cuando la broma no se limita a la “dificultad” de pronunciar la lengua castellana por parte de algunos catalanes, sino también a la plasmación de una situación política de difícil discurso en estos momentos.

Como contrapunto está claro que en la primera parte de la secuela el choque lingüístico y territorial afectaba preferentemente a vascos y andaluces… y nos reímos media España, el presente incluido.

Dejando aparte estas consideraciones -que, sin duda, componen la parte jocosa del leitmotiv ambiental- la cinta, con un somero guión ajustado preferentemente a la idea del título anterior, no pretende otra cosa que deshacer entuertos para que las aguas vuelvan a su cauce y el amor que surgió en aquella primera parte siga floreciente entre los mismos protagonistas que lo iniciaron.

De nuevo, Dani Rovira y Clara Lago, con la complicidad de Karra Elejalde, asumen la continuidad de este filón que, posiblemente, todavía pueda contar la misma historia con nuevos apellidos españoles. Al tiempo.

Firma: Joaquín Guitart