Perdona pero quiero casarme contigo

Federico Moccia (responsable de títulos como A tres metros sobre el cielo) sigue agotando sus recursos de poeta de feria. Autor de tres volúmenes sobre Niki y Alex y director de dos de ellos (Perdona si te llamo amor y el presente), este romano es uno de los “grandes” referentes literarios de las adolescentes europeas. Mientras Stephenie Meyers retrata el amor adolescente en su vertiente oscura y kitch-gótica, Moccia saca a la luz la pasión en su formato más kitch-latino.

Poco más puede variar un análisis de su obra, en la que los efectos de Cupido se representan tan envueltos en clichés que queda poco de autenticidad. Cuando el cine imita los estereotipos que él mismo ha configurado (cámara lenta y melena al viento, montajes de escenas “glamourosas” con música a veces incluso desconcertante, radical y caricaturesca definición de personajes y los valores que abanderan sobre la familia o la amistad…) y encima no hay sentido autocrítico o paródico, el sentimiento de vacío y la vergüenza ajena se ciernen sobre cualquier espectador sensato.

Los mismos guionistas que en la primera entrega rellenan hojas con líneas que fracasan en lo cómico, en lo dramático y en lo reflexivo. Y es que con frecuencia, en el cine, cuanto más se dice “te quiero” y “amor” menos genuino y real es ese sentimiento.

Firma: Lourdes Domingo