Popieluszko. La libertad está en nosotros

Película honesta que, aunque carece de brillantez desde el punto de vista fílmico, convence por el interés de los acontecimientos que en ella se muestran. Con un enfoque sobrio más cercano al reportaje que al biopic, intercala con acierto imágenes de archivo (la visita de Juan Pablo II, los levantamientos y manifestaciones de esos días, las celebraciones multitudinarias en Czestokova) que se encadenan de forma eficaz con las tomas grabadas que recrean esos hechos, dotando de fuerza y veracidad al relato.

Destaca el eficaz trabajo de los actores, en especial el de Woronowicz que interpreta al padre Popieluszko, quien consigue transmitir al espectador la fortaleza y las profundas convicciones del joven héroe polaco de gran calado humano, sin perder un ápice de los matices de buen humor, normalidad y sencillez del que fue el capellán del sindicato independiente Solidarnosc liderado por Lech Walesa. El parecido del actor es además sorprendente.

Si siempre resulta difícil trasladar la vida de un personaje histórico a la gran pantalla, no digamos ya la de un héroe nacional que en este caso es un santo (fue beatificado por Benidicto XVI en Varsovia en el 2010). Si además, como ocurre con el sacerdote polaco, es un contemporáneo, la dificultad se agudiza. Para resolverlo, Wieczynski, el director del film, opta por un tono documental que da veracidad y fuerza a la historia y que no resta ni una pizca de interés a los hechos que allí se narran.

El punto más débil de la película es, sin duda, la avalancha de datos, escenarios y personajes que intervienen, lo que hace difícil que el espectador no se pierda en la maraña de información que se le presenta. Esto puede deberse a que la versión de la película que se ha estrenado en España dura una hora menos que la original, que se comercializará más tarde completa en DVD. Quizá los cortes realizados sean los que provoquen los puntuales momentos de desconcierto y confusión que llevan a un pérdida de tensión emocional, aunque no impiden conectar con el espectador ya que la historia es de por sí, sobrecogedora.

El director consigue que queden perfectamente reflejadas en la película las firmes convicciones del padre Popieluszco, y por eso la película conmueve hondamente, máxime cuando se es consciente que se trata de una historia real que hizo tambalear los cimientos del régimen comunista de Jaruzelski. A través de la vida del protagonista, el film aborda grandes temas como la victoria sobre el miedo, la libertad interior de optar siempre por la verdad que nadie puede arrebatar, la esclavitud de la mentira, la lucha contra el odio que intenta anidar en el alma cuando la injusticia se vuelve insoportable y la fuerza de la fe.

En definitiva, una película que merece la pena y que interesará a todos los que deseen conocer la agitada historia de Polonia en esos años y el camino hacia la libertad, y muy especialmente a los que admiran la capacidad del ser humano para defender lo que es justo y no doblegarse aunque eso le cueste la vida.

Firma: Esther Rodríguez