Posesión infernal (Evil Dead)

Sam Raimi dio sus primeros pasos en el cine con películas de terror de bajo presupuesto que lo convirtieron en cineasta de culto y mito de la serie B. A pesar de haberse consolidado en el Hollywood más comercial durante la última década, con obras como la trilogía Spider-man o la reciente Oz, un mundo de fantasía, Raimi nunca ha renunciado a sus orígenes, y sigue apostando con frecuencia por el género que le dio fama, ya sea como director (Arrástrame al infierno) o como productor, como es el caso de la presente cinta, remake de su obra más venerada, la homónima Posesión infernal.

Al frente de este proyecto se ha situado el debutante uruguayo Fede Alvarez que, junto a los guionistas Rodo Sayagues y Diablo Cody, ha sabido ofrecer una renovada revisión a la idea original de Raimi. La nueva Posesión infernal se transforma en un film más serio y diferente en su enfoque global y en su tono, que mantiene distancias con su predecesora pero no renuncia, sin embargo, a ella en sus guiños y homenajes.

La película se inicia con una introducción que trabaja con bastante solidez los elementos claves para sugestionar al público. Alvarez y su equipo consiguen plantear una convincente atmósfera de terror en los primeros minutos de metraje, meritoria si se tiene en cuenta lo explotados que están los miedos del espectador hoy en día. Sin embargo, ni sus trucos ni sus intenciones se quedan ahí, y la película no tarda en mostrar todas sus cartas y transformarse en un violentísimo ejercicio presuntamente catártico ante el que merece la pena estar avisado.

Y es que Alvarez firma una de las películas más explícitas que han pasado por las salas en los últimos años, convirtiendo en un enfermizo baño de sangre el relato, y dirigiendo sin pudor una cámara que no se intimida ni se aparta ante la brutal explosión de gore que invade la pantalla. Los desmembramientos y las autolesiones más sádicas se suceden con pretensiones extasiantes en este entretenimiento salvaje, que a muchos causará más rechazo que miedo.

Firma: Juan Xipell