Que baje Dios y lo vea

En esta ópera prima del guionista de Los Serrano, Los hombres de Paco y Chiringuito de Pepe se percibe una continuidad en la escritura y sobre todo en la vena humorística chusquilla y a la vez recatada de Curro Velázquez.

El director arma un pesebre con unos buenísimos frailes y unos novicios que despiertan simpatía a lo Marcelino Pan y Vino, risa en modo Sor Citroen y crítica tópica berlanguera y popular. A un lado los benditos, al otro los obispos gordos con ojeras lilas y, mediando al centro, el cura misionero tatuado y con pulseras, molón cien por cien. Este aporta al film su punto de ignición en el arranque y va dejando espacio al excelente prior Karra Elejalde, moderado pero siempre él, para acabar con quizá el punto fuerte de la película, el rap de El Langui en los créditos finales.

Una película sobre futbol, monjes y perrunillas que esconde dos ingredientes sorprendentes: una hermosa música firmada por otro Velázquez, esta vez Fernando, que acompaña entre gag y gag los paisajes de Pastrana y Ciudad Rodrigo, y una destacable dirección artística que nos deja una propuesta estética muy coherente con la textura de los personajes, alejándonos de los hoolingans clericales y sus clásicas irreverencias.

Firma: Ana Puigarnau