El Reino de las Ranas. Misión en el Ártico

Una introducción que habla directamente al público crea en el espectador gran interés en el film. Pero la ilusión se desvanece cuando, pasados los primeros compases, nos damos cuenta que estamos frente al mismo tipo de relato que en la primera entrega.

No es que la animación no sea buena, sino que vuelve a ser un poco desagradable y viscosa. Por otro lado, la Princesa calza de nuevo una hojita por faldita (como si de Tomb Rider se tratara), las ranas comen bichos y el producto es muy poco original.

Con flashbacks de la anterior película, se va desvelando el misterio que, por otro lado, es un sinsentido difícil de entender para pequeños y mayores.

Aun y así, El Reino de las Ranas. Misión en el Ártico tiene guiños (como alguna canción y efectos de slowmotion) que permiten la pausa y el disfrute. Y tampoco se olvidan de transmitir valores como la humildad y la valentía.

Firma: Carla Sciamma