Sacro Gra

Gianfranco Rosi es un documentalista que ha logrado bastante eco en algunos festivales. Su visión de un grupo de personas desarraigas en una zona desértica al sudeste de Los Angeles (Below sea level) logró reconocimientos en la Bienal de Venecia, en du Réel, Praga y Bari, así como una nominación en los Premios de Cine Europeo. Su siguiente obra, El Sicario, Room 164, la polémica entrevista a un exsicario del cártel de Ciudad Juárez también se paseo y fue galardonada en otros tantos eventos.

La mirada de este director nacido en Eritrea siempre localiza puntos en el límite geográfico y social. Por eso, cuando descubrió el trabajo de Nicolò Bassetti (reflexiones y fotografías) sobre el GRA, Rosi se pateó esta circunvalación con una cámara como microscopio para captar esas vidas humanas de las que extrae momentos “escogidamente” cotidianos.

El trabajo de montaje no pretende ni ser episódico ni siquiera narrativo de manera convencional, pero sí que logra tejer un pequeño discurso con los retazos de cada uno de los personajes. Con la realidad excéntrica como foco es normal que algunas de esas mínimas tramas nazcan con poca fuerza dramática y de escaso valor documental, pues no aportan perspectivas distintas o matizadas. Sin embargo hay otras que logran una mayor densidad o materialidad, como la del aristócrata o la del conductor de ambulancias.

Gianfranco Rosi pelea con el GRA para alcanzar momentos únicos y exclusivos. Hay valor y mérito en gran parte de esta tarea, no obstante el desafío resulta de más corto alcance y, por eso, sorprende el León de Oro en Venecia 2013. Esta roadmovie en forma de variante (en sus subtramas) descubre aspectos humanos, a la vez que, con frecuencia, livianos por su tono aleatorio y por un exceso de fe en lo decadente y estrafalario.

Firma: Lourdes Domingo