Se nos fue de las manos

Los realizadores de esta película están muy orgullosos de la camaradería y la compenetración que tuvieron a la hora de escribir y rodar el film. Es posible que ni se hayan dado cuenta de que quedar con unos amigos a contar gamberradas reales o ficticias no es lo mismo que escribir un guión.

Y con ese planteamiento, el resultado es el que es. Una sucesión de burradas de escaso gusto y menor gracia que carecen incluso de cualquier originalidad porque, a pesar de la tan cacareada calidad de las comedias francesas, ésta no es más que un remedo de las norteamericanas tipo American Pie, Resacón en Las Vegas etc…

Y por si la sensación de pura imitación no fuese suficiente, los jóvenes autores de este proyecto deciden darle un carácter moralizante incluyendo el tema “padre superocupado que no va a ver los partidos de su hijo” sustituyendo el béisbol por el fútbol. Pensamos, en un principio, que podría ser una parodia de los telefilms familiares yankees, pero no, resulta que el tema va en serio y que Lacheau y compañía pretendían hacer una película familiar (si por familiar puede entenderse, borracheras, orgías, drogas, vandalismo…).

No se puede negar que algunos momentos están logrados, como la huída en karts o la idea de usar el found footage, pero el descerebre que gobierna todo el proyecto anula cualquier consideración positiva de esta producción.

Firma: Esther Rodríguez