Señor dame paciencia

Una vez más, la comedia autóctona hace acopio de clichés sobre los extremos culturales, autonómicos e incluso religiosos para crear un contraste fácil. En esto es en lo único en que se basa el guión de Señor dame paciencia, mientras se ahoga en su propia medicina.

Estamos ante una visión hortera y algo degradada de la francesa Dios mío ¿qué te hemos hecho?, en la que el humor se infantiliza (en un sentido negativo de la palabra) para rematar con una moralina final donde las cosas se solucionan porque sí, sin una mínima evolución dramática.

Rossy de Palma y Antonio Dechent logran salir con cierta dignidad del lance, dado lo breve de sus papeles y su mayor solidez actoral. Sin embargo, llega un momento que Jordi Sánchez, Megan Montaner, Eduardo Casanova, Paco Tous, Silvia Alonso, David Guapo y otros rostros habituales de la comedia televisiva, por no hablar de Andrés Velencoso que hace de Velencoso, acusan el cansancio de enfatizar y enfatizar gestos en una sarta de sketches muy huecos que agotan la paciencia del espectador, Señor.

Firma: Lourdes Domingo