Si decido quedarme

Gayle Forman empezó su carrera en revistas femeninas del calibre de Glamour, Elle o Seventeen Magazine. Este bagaje lo aprovechó en su faceta posterior como escritora de novelas para adolescentes/jóvenes (lo que los americanos llaman ahora “young adult novel”), de la que han salido títulos como el de la presente adaptación y su secuela, sólo literaria, Where she went.

Es una lástima que el ingenio y medida que R.J. Cutler adopta en sus documentales, que constituyen el mayor grueso de su carrera junto a las series, brille por su ausencia en esta melosa historia. El guión de Shauna Cross (Qué esperar cuando estás esperando) no deja ningún tópico en el banquillo; todos a la cancha. Amores a primera vista; relaciones que se empiezan casi por donde deben acabar; planos manidos huecos de contenido y expresividad auténticas; frases desgastadas por el uso durante décadas, y ahora reservadas casi sólo a telenovelas, emergen como vértices emocionales de una secuencia; la música empleada con atropello para generar tensiones de todo tipo y, claro está, la narración en off de la protagonista a modo de diario íntimo, subrayando lo que ya estaba subrayado por todos los caminos posibles.

Además, el film presenta otro problema que afecta a la dinámica narrativa. La mezcla de los dos tiempos cronológicos está ligada con tan poca gracia que, en realidad, parece que no se haya ligado dramáticamente. Se vuelve al pasado por el mero explicar con detalles reiterativos la relación entre Mia y Adam, pero lo que en uno y otro momento sucede no genera tensión ni mueve la trama hacia delante.

De nuevo, el cine que busca al público adolescente pierde la ocasión de contarles una historia tratándoles como seres inteligentes y capaces de ir más allá de crepusculares momentos de romanticismo casi paródico.

Firma: Lourdes Domingo