Sin perdón

Pretenciosa película del especialista Clint Eastwood, que intenta recuperar el género western y homenajear a sus desaparecidos maestros Sergio Leone y Don Siegel (que antaño le dirigieron como actor en La muerte tenía un precio y Harry el sucio, respectivamente, y a quienes dedica el film). Pero se trata de una obra crepuscular, lejos de los grandes clásicos del cine del Oeste y de aquellos que dignificaron el popular género: John Ford, Howard Hawks, Anthony Mann, entre otras figuras inolvidables.

Con algunos momentos brillantes, a nivel de concepción fílmico-estética, y con la apoyatura de una buena interpretación -especialmente de Richard Harris y Gene Hackman- y la banda sonora de Lennie Niehaus (más próximo a las melodías de Ennio Morricone que a las históricas partituras musicales de Dimitri Tiomkin), Sin perdón no se aleja demasiado de los spaghetti-western de Leone que popularizaron a Eastwood como actor. Pero su ritmo premioso no llega a cumplir las esperanzas que se habían cifrado sobre un film que aspira a los Oscars del 92 (después, sin embargo, la Academia de Hollywood la premió generosamente: 6 galardones, incluido la Mejor película y Mejor director del año).

Excesivamente apreciado, por tanto, por un sector de la crítica y del público aficionado, Unforgiven, apenas posee valores humanos que destacar. Con un arranque y desenlace evocadores de un mundo periclitado (es obvio que consigue una notable ambientación y creación de tipos, aunque incide demasiado en los espacios cerrados y oscuros), la sordidez de la historia y violencia extrema, con un espíritu de venganza y sin perdón -como reza el título-, hacen que la película no sea una epopeya. Y aunque no carece de las grandes constantes del género (el valor, la dama, el caballo, la pistola…), éstas no están al servicio de una épica ni de unos seres nobles, capaces del sacrificio y de luchar -como los antiguos caballeros del Oeste- por el Bien.

Ciertas reflexiones sobre el legendario Far West, una burda concesión erótica y el abuso del lenguaje grosero presiden esta cinta, donde las actitudes desalmadas y amorales se destacan sobremanera. Además, en la secuencia final -con una exaltación del individualismo a ultranza y de la defensa de los más débiles- se atisba una postura ideológica próxima al neofascismo americano -con la bandera USA tras la figura del justiciero protagonista-, del cual ese liberal que se proclama Clint Eastwood -como antaño el también “duro” John Wayne- se ha ganado su fama, y ahora su Oscar como director. Un Oscar -sigue mi post scriptum- que ha premiado más la labor de un cineasta que se ha hecho a sí mismo.

Firma: Redacción

Extras DVD:

• Audio: inglés, castellano, francés
• Subtítulos: inglés, castellano, francés
• Comentario en audio de Richard Schickel, biógrafo de Clint Eastwood.
• Documentales
• Episodio de Maverick