Sombras tenebrosas

Tim Burton, amante de la serie B y de todo tipo de historias de inadaptados sociales, rescata la idea de una serie de culto, más cercana al culebrón, que tuvo su hueco en canal ABC de los 60. De hecho, fue el propio Johnny Depp, productor del film, quien impulsó que este proyecto tomara cuerpo en las manos del estrambótico director. Dan Curtis, creador de la Sombras tenebrosas original, pervive en el actual equipo como productor.

Burton retoma en este remake el estilo más gamberro y desinhibido de sus primeras películas, como Bitelchus, pero demuestra que sabe refinar y exagerar aún más su apuesta visual con una estilización de los decorados y vestuarios muy intensificada.

Sin embargo algo falla y suena a poco original en Sombras tenebrosas. Grahame-Smith, guionista de televisión, afronta aquí su primer largometraje, mientras remata Abraham Lincoln: cazador de vampiros, de cuya novela original también es responsable. El humor basado en los anacronismos de Barnabas, cuyo lenguaje refinado aporta un toque de elegante comicidad, los malosentendidos en el contexto social y el rescate de la cultura musical y hippy-pop de los 70 son los aciertos, a pesar de ser un recurso obvio y tan empleado en el cine. No obstante, Seth Grahame-Smith no consigue buen ritmo, las subtramas quedan desdibujadas y no se entrelazan con la natural harmonía que vemos en otros films de Tim Burton. Además la sexualización del guión, con la excusa del vampiro, se ve metida con calzador para conseguir un par de chistes aún más fáciles y lograr un tono que se aleja de los relatos más universales del conocido director de aires góticos.

Rodada en los estudios Pinewood, en las afueras de Londres, Sombras tenebrosas cuenta con un reparto excelente por lo variopinto y porque aguantan muy bien las debilidades dramáticas de sus personajes. El cameo de Christopher Lee, el actor-drácula más clásico del cine completa las autorreferencias que regala el film.

Firma: Lourdes Domingo