Somos los Miller

En los últimos tiempos, la proliferación del humor gamberro y desinhibido en la comedia ha instalado a gran parte del género en unos niveles de vulgaridad preocupantes. Ello no ha hecho sino constatar la bajeza de expectativas y pobreza de matices tanto de quienes crean este tipo de producto como de aquellos que lo consumen, así como el estancamiento de un modelo de entretenimiento que espera un poco de aire fresco y recuperar algo de inteligencia.

Somos los Miller es la última apuesta por el humor grueso llegada a nuestras pantallas, y aterriza de la mano del director Rawson Marshall Thurber, cuyo mayor reconocimiento comercial, Cuestión de pelotas, puede prevenir al espectador sobre lo que cabe esperar de esta producción. No se quedan atrás las cartas de presentación de los cuatro guionistas que ha necesitado Thurber para escribir un puñado de chistes verdes y bromas de taberna, que incluyen títulos como Sex drive, De boda en boda o Cómo acabar con tu jefe.

Para variar, el sexo y las drogas son el eje central sobre el que gira el sentido del humor de todos ellos y, por extensión, de una película que, en sus ratos libres, intenta reflexionar con ironía sobre las dinámicas familiares. Eso sí, después de vivir durante hora y media sin gracia y sin pudor de todas las ordinarieces que ofrecen estos temas, se atreve a lanzar moralejas sobre los mismos.

Firma: Juan Xipell