The limehouse golem

Una serie de sanguinarios crímenes, cuatro sospechosos, una mujer a punto de ser ajusticiada y un inspector de policía en apuros se narran con intriga y estilo. Sin embargo, la sordidez que recorre la trama y algunos trucos tramposos de guión empañan el conjunto.

A partir de la novela de Peter Ackroyd Dan Leno and the Limehouse Golem, publicada en 1994, Juan Carlos Medina (Insensibles) construye un thriller que se balancea entre el terror de tripas y corazón y una pseudodenuncia de la posición de la mujer en un Londres victoriano y oscuro.

Además, el guion de Jane Goldman (presente en sagas como X-Men o Kignsman y en títulos como Stardust, La Deuda, Kick-Ass o Miss Peregrine’s) también se mete en otros derroteros intelectualizados. Toda la trama pivota sobre la idea de la puesta en escena y de la complicidad moral del espectador, con las que Medina y Goldman parecen sentirse justificados para jugar con diversos ases en la manga.

De este modo, y con la obsesión por lo sórdido y enfermizo en cuanto a la identidad y sexualidad, el film se apoya en ese morbo y en esos ases tramposos y desaprovecha toda la sugerente, aunque clásica, investigación con cuatro sospechosos entrelazados, unos cuantos y necesarios flashbacks y un detective en apuros, algo traicionado en su caracterización por una anodina corrección política.

En definitiva, Juan Carlos Medina logra crear un buen clima, maneja elementos muy vistos con tino propio e incluso funciona, hasta cierto punto, la idea de la máscara y el teatro. Sin embargo, cada espectador decidirá si está dispuesto a pasar de puntillas por algunos puntos flacos del guión que confunden y dejan un poso de cierta tomadura de pelo.

Firma: Lourdes Domingo