The Turin Horse

Análisis

Béla Tarr inició su andadura como director a finales de la década de los 70, en una Hungría inmersa en pleno régimen comunista, tras haber cursado los estudios universitarios de filosofía. Autor de una obra poco extensa y tan reconocida por la crítica especializada como ignorada en los grandes circuitos comerciales, sus creaciones poseen la densidad de los grandes maestros de la reflexión cinematográfica (Bergman, Dreyer, Erice, Tarkovsky…) y una profundidad que encuentra en el relato contemplativo su máximo nivel de expresión. Ahora, con The Turin Horse, gran premio del jurado en Berlín, aborda su proyecto más ambiciosamente existencialista, tras el cual ha declarado que no volverá a dirigir una película.

Rodada en blanco y negro, y en tan solo treinta planos (la mayoría de ellos largas secuencias cuidadosamente planificadas), la película invierte el orden presentado en el Génesis para sumir al mundo en las tinieblas en seis días, idéntico espacio de tiempo al utilizado por Dios en la Creación según el primero de los libros que conforman las Sagradas Escrituras. En el centro de este panorama apocalíptico y en mitad de ninguna parte, una granja azotada por los incesantes vientos de una tormenta y tres personajes: un padre y su hija sobriamente resignados ante la muerte, oscura y vacía, y un caballo enfermo que se rebela contra aquel que lo ha sometido y se resiste a seguir viviendo. Todo ello enmarcado en el episodio que puso fin a la carrera del filósofo que anunció la muerte de Dios y liberó al hombre de sus ataduras trascendentales.

Más allá de la simple anécdota, las resonancias nietzscheanas se hacen presentes alegóricamente a lo largo del film como exponentes últimos y culminación de una crisis moderna del pensamiento cuyas consecuencias son exploradas por el director húngaro. De esta manera, el hombre de Tarr se enfrenta a su propia liberación, a un mundo sin Dios en el que lo único que cabe es vivir, seguir viviendo y avanzar irremediablemente hacia la nada más absoluta. La llama de la vida se extingue y ante ello el hombre no puede sino resignarse a que se apague definitivamente, igual que el caballo, paradigma de la vitalidad domada y la voluntad sometida, se abandona a la muerte inexorable tras el acto de rebeldía que reafirma su libertad.

Tarr formula su concepción nihilista de la vida partiendo de una llana premisa explotada visualmente hasta sus límites. Las dos horas y media de metraje de The Turin Horse son un reflejo de lo cotidiano, de la rutina ineludible abocada a su categórico final, de la sencillez convertida en complejidad. Dura, monótona y difícil de digerir, la película posee una carga filosófica perturbadora y tan profunda como cuestionable, que no busca el dogmatismo ni la fascinación, y que se erige heredera de un pensamiento indiscutiblemente influyente en nuestro tiempo, tratado aquí con maestría por un autor excelente.

Firma: Juan Xipell

ficha técnica

Director: -

Guionistas: -

Intérpretes: Volker Spengler

Género: Drama

País: Hungría

Fecha estreno: 10/02/2012

Lenguaje: Coloquial

Público

+18 años

Valoración

Contenido

Humor

Acción

Violencia

Sexo

El 3 de enero de 1889, en la plaza Alberto de Turín, Friedrich Nietzsche fue testigo del maltrato infligido por un carretero a su caballo, agotado e incapaz de seguir su camino. Tras presenciar la escena, el filósofo estrechó llorando el cuello del animal y perdió la conciencia. Desde ese momento, Nietzsche se sumió en el mutismo hasta el fin de sus días. The Turin Horse recoge la historia posterior al incidente del carretero, su hija y el caballo.

Título original: A Torinói ló

País: Hungría

Duración: 146'

Fecha producción: 2011

Distribuidora: Paco Poch Cinema

Color: B/N

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