Plan de escape

Schwarzenegger y Stallone. Pocas presentaciones necesita una producción con este cartel, una película protagonizada por las dos estrellas de acción por excelencia del imaginario popular. Después de décadas rivalizando en músculo y recaudación, esta icónica pareja parece haberle encontrado el gusto a la colaboración, primero formando parte del catártico elenco de Los mercenarios, y ahora, a la espera de la tercera entrega de la saga, trazando este Plan de escape.

El tiempo pasa, incluso para ellos, pero estos guardianes de la virilidad (entendida como ser un tipo duro) no parecen querer renunciar al fundamento de su éxito. Es cierto que han madurado: ahora leen la Biblia en sus celdas, conocen la obra de Alejandro Dumas y su cociente intelectual puede poner en jaque al mayor sistema de seguridad jamás creado. Pero, por muchos años que pasen y para deleite de sus fans, a sus sesentas, Sly y Schwarzie siguen resolviendo los problemas como el primer día, esto es, a guantazos.

El responsable de prepararles el terreno en esta ocasión ha sido el director sueco Mikael Håfström (1408, Shangai), que firma un thriller carcelario de sugerente ambientación en el que se funden todos los tópicos del género: un alcaide al margen de la ley, peleas provocadas para distraer la atención de los guardias, conversaciones de comedor, muchos matones, intercambios de favores y materiales, una imperiosa necesidad de libertad, un plan de fuga y, para que no se quejen sus protagonistas, más peleas provocadas para distraer la atención de los guardias.

Detrás de todo ello, una historia inverosímil que ni tiene ni busca justificaciones demasiado brillantes a su guión, y que vende una fórmula que, aunque no reclutará adeptos a la causa, tampoco defraudará a todos aquellos que la llevan comprando desde los años ochenta. Acción simplista, previsible y de consumo fácil, que funcionará según la capacidad de empatía del espectador hacia dos viejas glorias cada vez más instaladas en el auto homenaje, y que aquí les da por jugar a Prison Break… a su manera.

Firma: Juan Xipell