Todas las mañanas del mundo

Análisis

Se trata de una obra aparentemente minoritaria que ha alcanzado enorme rosonancia mundial: el público, no sólo intelectual y amante de la música, se ha abocado a la visión de este film histórico. Es obvio que, estética y musicalmente, es un pieza fascinante.

El mérito se debe, en buena parte, a la magistral viola del compositor catalán Jordi Savall (cuya música también ha sido un éxito comercial) y a quien casi se podría considerar como coautor de la película, ya que la banda sonora por él dirigida resulta fundamental a nivel artístico-creador. Asimismo, la reconstrucción de la época y el clima que ha sabido lograr en escenarios naturales auténticos el realizador Alain Corneau, junto con la notable interpretación de todo el cuadro de actores -igualmente cabe destacar al hijo de Gérard Depardieu, Guillaume, como el joven y ambicioso Marais; y la sensible actriz Anne Brochet, como su despechada amante, Madelaine-, cautivan al espectador. De ahí que Danièle Heymann escribiera que es “una película sobre el deseo, sobre la fuerza enloquecedora del deseo y su ingratitud, sobre los contrarios que se repelen y se atraen, se rehúyen y se unen al fin en el sufrimiento y la luz: rojo y negro, maestro y alumno, cine y literatura, música y palabras, vivos y muertos… Todas las mañanas del mundo es, pues, fruto del deseo. El deseo de tres hombres, Alain Corneau, Pascal Quignard, Jordi Savall, indisociables en la génesis de la película. Cuentan, con la evidencia del arte que es la verdad de los dioses, los episodios esenciales de la vida de dos compositores del siglo XVII. Dos maestros de esa música barroca olvidada durante mucho tiempo, ocultada, que suena ahora en nuestros oídos como un retorno indispensable, una cita con una parte de nosotros mismos. Marin Marais y Sainte Colombe, uno adora los fastos, el otro aborrece los honores.” (Le Monde, 19-XII-1991).

No obstante, no todos son virtudes en Tous les matins du monde. Aunque ofrece perspectivas sugeridoras y reflexiones en torno a la música -“se escribe para los muertos”, dirá Sainte Colombe a su discípulo Marin Marais, “convertido” al fin- y sobre la condición humana, la cinta no profundiza en el contexto que evoca: el jansenismo rigorista que condiciona la vida de los protagonistas. Para el público no intelectual o desconocedor de esa corriente herética, es posible que no se explique demasiado algunas de las reacciones o posturas extremas de la familia de Monsieur de Saint Colombe. Por otra parte, en su exposición de sentimientos y actitudes, el director no escatima un exhibicionismo erótico-pasional que pasa los límites de lo correcto, rompiendo incluso el estilo “jansenista” del film. Una bella pero muy triste película, a nivel de significado.

Firma: Josep Maria Caparrós

Extras DVD:

  • Audio: Dolby Digital 5.1: Francés (V.O.) . Dolby Digital 2.0: Español, Francés (V.O.) .
  • Subtítulos: Español


ficha técnica

Director: Alain Corneau

Guionistas: Alain Corneau, Pascal Quignard

Intérpretes: Anne Brochet, Carole Richert, Gerard Depardieu, Guillaume Depardieu, Jean-Claude Dreyfus, Jean-Pierre Marielle, Michel Bouquet

Género: Drama

País: Francia

Fecha estreno: 16/09/1992

Lenguaje: Coloquial

Público

+16 años

Valoración

Contenido

Humor

Acción

Violencia

Sexo

Basado en el libro de Pascal Quignard, cuenta una historia real. El drama moral y profesional de dos músicos famosos de la época barroca: los compositores y maestros de la viola Sainte Colombe -aristócrata jansenista- y Marin Marais -oficial de cámara de la corte de Luis XIV-, discípulo de aquél.

Título original: Tous les matins du monde

País: Francia

Duración: 114'

Fecha producción: 1991

Distribuidora: -

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