Unos días para recordar

De nuevo el cine nos brinda otra magnífica oportunidad para gozar en estos tiempos del difícil placer de la sonrisa. Un hecho escasamente habitual que supone un auténtico oasis reparador en medio de la vorágine habitual que nos rodea.
El parisino y octogenario Jean Becker ha dirigido con indudable oficio esta enternecedora cinta basada en la famosa novela de la escritora Marie-Sabine Roger, colaboradora en la acertada confección del guión y autora asimismo de la recordada obra Tardes con Margheritte.

Sin reducir el mérito del director francés, que ha sabido dar el “tempo” justo y adecuado a cada una de las distintas apariciones corales, no podemos dejar aparte la sobresaliente interpretación del genial actor Gérard Lanvin en un singular papel, huraño en ocasiones, indignado en otras, pero siempre forzosamente sometido a los dictados del equipo clínico “habitual”…y a las entradas y salidas de las “intempestivas visitas” que interrumpen, sin ton ni son, sus cuatro semanas de restablecimiento. Papel que permite una sobreactuación especial, algo teatral, puesto que la cinta reducida en una gran parte de sus secuencias a la habitación del paciente, así lo requiere.

Por el simbólico “foro” van apareciendo, en distintas ocasiones, una detrás de otra, las curiosas visitas que intentan minimizar las incómodas horas del paciente en la clínica. Una curiosa coincidencia de la que, quizás en alguna ocasión, hemos sido principales o secundarios protagonistas. Y que esta divertida cinta refleja con singular maestría e intención.

Hora y media reparadora para la mente con una fábula llena de encanto y sensibilidad.

Créanme…Una película ”para recordar”.

Firma: Joaquín Guitart