Vaiana

De mano de los directores Ron Clements y John Musker (Aladdin, La sirenita) y codirigida por Chris Williams y Don Hall (El emperador y sus locuras, Tarzán, Mulan) Disney nos vuelve a ofrecer la historia de una joven inconformista y alocada, que decide ser valiente para seguir su corazón y encontrar su propia identidad.

Tras este patrón básico, la fuerza de la trama reside en la belleza de sus imágenes. Por un lado, el terreno visual está muy trabajado: la frescura invade cada fotograma, los paisajes te dejan sin aliento, las texturas, los colores fosforitos, la expresividad de las caras… Por otro lado, la verosimilitud de la vida en la aldea es admirable, así como el físico sano de la heroína, que recuerda a Lilo y Stich, mientras se aleja del estilo de Barbie.

El oceano guía y cuida a la protagonista ya desde que es pequeña. Hay una escena preciosa en la que la niña dialoga con el agua y es elegida en un momento mágico que ata esta relación el resto del guión. La abuela de Vaiana, también entiende la lógica del mar, y danzando los bailes típicos sigue el son de las olas incitando a la niña a dejarse llevar por sus pasiones.

El guión, sin prestar especial interés al romance, gira entorno a tres grandes objetivos que te mantienen alerta durante la historia. Tampoco faltan las carcajadas inesperadas al más estilo Disney donde, por ejemplo, un tatuaje del semiDios Maui aporta giros de humor y actúa como conciencia igual que pepito grillo.

La música, junto con su atípico vestido de princesa y el animal gracioso, acompañan a la protagonista durante todas las aventuras. Nominada a los Hollywoood Music In Media Awards por la mejor canción original, la banda sonora espera ser tan aclamada como la de Let it go.

Esta divertida aventura en Polinesia y con una heroína diferente nos llama a “arriesgarnos por los sueños”. Sin duda alguna, Vaiana viene para quedarse, junto con mucho merchandaising, como líder de princesas y de sueños lejanos.

Firma: Carla Sciamma