Vengadores: La era de Ultrón

Llega la segunda entrega de una de las sagas más jugosas del cine en términos económicos y en número de fans. Joss Whedon, que también dirigió la primera entrega y es el encargado de la serie televisiva Agentes de SHIELD, vuelve a encargarse de dar vida a estos héroes de Marvel que parecen, en realidad, inmortales, ya que se siguen anunciando títulos para años venideros (Captain America: Civil War en 2016 y Thor: Ragnarok en 2017).

El cine de superhéroes ha creado ya una extensa lista de títulos y no pocos han conseguido aunar calidad narrativa y visual. En este caso, Los Vengadores 2 viene a engrosar ese catálogo con una cinta que, además de convencer a sus fans, puede entretener a un amplio público de espectadores ávidos de aventuras y de acción.

Con un claro propósito de avisar al espectador que el espectáculo no ha hecho más que comenzar, la película empieza fuerte y, lo que podría ir desinflándose poco a poco, se convierte en un conseguido equilibrio entre la tempestad y la calma. Tempestad para enfrentar a los buenos y los malos en la eterna y convencional lucha traída de los cómics y la calma para mostrar los temores internos de los protagonistas.

Los episodios más íntimos o psicológicos se utilizan para equilibrar el protagonismo de un reparto coral en el que nadie sobresale y todos tienen su papel y, además, son una fuente de recursos para ofrecer una evolución real a los personajes y un universo propio. Sin duda, resultan interesantes y ayudan a digerir tanta acción.

Por lo demás, Los Vengadores: La era de Ultrón es exactamente lo que se espera que sea: una propuesta de acción espectacular en sus efectos, grandiosa en sus escenarios, inabarcable en sus escenas más destructivas, con guiños y humor encubierto y, sobre todo, descubierto, y un guión algo oscuro que asegura la atención y, por qué no, abre las puertas para una tercera entrega.