Victoria

En el año 2002 Sokurov nos noqueó con su maravillosa Arca rusa. Una película grandiosa, rodada en una única toma por la que transitaban grandes personajes de la historia. Trece años después, con más medios técnicos y una coproducción de ARTE, Sebastian Schipper presenta, también de un solo barrido, una película en la que lo más titánico es su duración.

Este único plano secuencia rastrea durante más de dos horas la vida nocturna de una postadolescente que se desplaza por el barrio berlinés de Kreuzberg. ¿Y qué hace la chica? Básicamente improvisar sobre una línea argumental algo frágil. El experimento es interesante porque el resultado se hace visible en el mismo instante en el que el cámara pulsa el rec y persigue a unos actores sin texto escrito para la ocasión. No hay montaje y la posproducción se ciñe al sonido. Tiene un notable mérito el trabajo de planificación y las 22 localizaciones que recorre Victoria, encarnada con frescura por la catalana Laia Costa, pero queda muy lejos de Sokurov y demasiado cerca de la rutinaria documentación de una juerga nocturna.

Firma: Anna Puigarnau