Volver a nacer

Sergio Castellito vuelve a ponerse detrás de la cámara, aunque se ha reservado un pequeño papel secundario, para adaptar una novela de su esposa Margaret Mazzantini, tal y como ya hizo con su aclamada No te muevas. Repite también su actriz principal, Penélope Cruz, que recibió un David de Donatello por aquella interpretación. Acompaña a la española, Emilie Hircsh, un rostro conocido del cine hollywoodiense pero más habitual en producciones independientes y comprometidas.

A través de flasbacks, y una excelente caracterización de vestuario y maquillaje, Castellito relata la historia de amor entre un fotógrafo americano y una doctoranda italiana más mayor que él, que empieza en el Sarajevo comunista de las Olimpiadas de Invierno de 1984. Esa misma ciudad, Roma o la Guerra de los Balcanes sirven de telón de fondo para la evolución de su relación y su obsesión casi enfermiza por ser padres, ante la imposibilidad de concebir.

El problema es que se intentan dosificar más de 25 años de la vida sentimental de la protagonista en dos horas y esto lastra el resultado final. Por un lado, algunos secundarios se esbozan; las trifulcas y altibajos de la relación sentimental monopolizan en exceso el metraje y se pone demasiado el acento en la parte dramática de los hechos. Sin embargo, Castellito sabe transmitir con convicción emociones como la frustración por no poder engendrar un hijo o el amor que éste puede despertar en una madre.

A pesar de contar con algunas bazas de No te muevas –director, actriz, guionista, registro-, Volver a nacer está por debajo de su antecesora y, sus buenas intenciones no son suficientes para que al espectador no le parezca excesiva. Como curiosidad, comentar que el hijo adolescente en la ficción es Pietro Castellito, el hijo en la vida real de Margaret Mazzantini y Sergio Castellito.

Firma: Montserrat Bros