Winx 3D: la aventura mágica

Segunda película sobre estos personajes creados en 2004 para televisión, que cuentan con un primer largometraje estrenado en 2007. A esa aventura de animación se le une la tecnología 3D para su proyección, a la zaga de la moda que inunda las producciones comerciales en los últimos tres años.

Iginio Straffi y sus Winx han triunfado en las televisiones de bastantes países, y con ellos la mochila de productos de merchandising que incluye espectáculo sobre hielo itinerante. En continuidad con la serie, las historias siguen abordando aventuras donde se usa la magia para triunfar sobre los villanos, donde se muestran las manifestaciones propias de la adolescencia como la rebeldía hacia lo que establecen los padres, y donde predomina un tono afectado, rosa y simplista.

Esta especie de barbies bajitas y de ojos más grandes responden a un modelo bastante en boga en la animación para niñas, como las W.I.T.C.H. o el anime Pichi Pichi Pich (en la línea del maga denominado Maho shojo). Se trata de protagonistas femeninas con poderes mágicos que usan para proteger su mundo; su aspecto está definido por formas sinuosas y una extrema delgadez, que resalta su ajustado modo de vestir. De hecho, Britney Spears es un modelo confeso para alguno de los personajes.

Aunque la trama deja caer algunas moralejas sobre la familia y la necesidad de hacer el bien, no puede negarse que predominan la exaltación de cierto canon de belleza física, el triunfo social (y amoroso) y el consumismo (las Winx disfrutan yendo de compras como unas fashion victims más).

Una gran estupidez predomina durante los 87 minutos y un poco digno interés en capturar la atención de las niñas de 5 a 10 años con historias que adelantan y abanderan un modo de vida más cercano a una Sensación de vivir en versión blanqueada.
 
Firma: Lourdes Domingo