El secreto de Adam

Jenna Bans, ligada como productora y guionista a títulos como Scandal o Anatomía de Grey, firma este drama centrado en los engaños y secretos de la familia Warren. Cancelada, tras no convencer a la audiencia norteamericana en su primera temporada, cuenta tan solo con doce capítulos. Durante esta única entrega se obtiene las respuestas a los interrogantes más relevantes, mientras que otros quedan abiertos a un futuro que parece que no llegará. Por tanto, el espectador que inicie la andadura tras El secreto de Adam que no espere un final redondo.

Después de esta advertencia, entramos de lleno en el culebrón Shonda Rhimes (creadora de las citadas Scandal y Anatomía de Grey). Y es que no cabe duda de que Jenna Bans ha sido una alumna aplicada y ha heredado de su mentora la capacidad de mantener al espectador interesado en su historia (en este caso, la falta de audiencia no es sinónimo de baja calidad). Previsible, sí. Corriente, también. Sin embargo, y a pesar de no contar nada nuevo ni de forma ni de fondo, El secreto de Adam consigue atraer por inquietante y adictiva.

Puede que sea por los excesos, ya que no hay un sólo personaje inocente; o por la cantidad de grises y puntos de vista diferentes que distorsionan los sucesos según quien los mire; o por la oscuridad de una tragedia en la que todos participan como culpables, lo cierto es que la espiral de mentiras y obsesiones sobre la que gira esta ficción se lleva con facilidad al entregado espectador de las calurosas noches veraniegas.

Buen ritmo, personajes complejos pero asequibles (incluso un poco predecibles), acertada dosificación de la información, ganchos al final de cada capítulo y algo de romanticismo, misterio, melodrama, redención y expiación, El secreto de Adam es un combinado ágil y de fácil digestión, para consumir de noche acompañado de un buen ventilador.

Firma: Mar Pons