Martín Benchimol dirige una especie de documental acerca de una empleada doméstica y su hija que han heredado un castillo. No obstante, el film solo genera preguntas para las que no tiene ninguna respuesta.
Aunque la propuesta de Arantxa Echevarría hace un retrato correcto de las crisis de identidad y los prejuicios sociales, no armoniza sus diferentes tramas y deja al público con la sensación de estar viendo algo sin sentido.
Aunque el largometraje de Javier Veiga pretende ser una oda a la vida y a la amistad, resulta en una cinta ligera con personajes egoístas y una historia incoherente que no deja buen sabor de boca.
La propuesta de Quentin Dupieux es una comedia absurda y surrealista muy difícil de explicar, porque carece de sentido. Y, a pesar de todo, consigue divertir e incluso provoca carcajadas.
Una agradable película para disfrutar en familia y, sobre todo, entre hermanos. Una aventura que, tras los fabulosos saltos en el tiempo, ofrece un relato repleto de mensajes positivos y una alabanza al amor fraternal.
La animación peruana nos transporta a su mundo mitológico de la mano de dos niños en proceso de duelo. La calidad visual y narrativa no están a la altura del mensaje positivo y profundo que transmite.
El viaje de Harold Fry es un peculiar y emotivo recorrido a lo largo de Inglaterra y a lo largo de la vida del protagonista. Esta adaptación de la novela homónima resalta la necesidad de los demás, de la fe y del perdón.
El mismo Alfred Hitchcock analiza los temas más importantes de su filmografía a través de sus películas, dejando al espectador con ganas de más. Atraerá a sus seguidores y a los curiosos.
Sea por el destino o el azar, Julia vive todas las posibles derivaciones de su existencia a partir de pequeñas casualidades y encuentros, en este potente melodrama francés, tan intenso como la vida.
Un oso y una ratita nos hacen ver el valor de la música en nuestra vida. Con una animación tradicional, la película nos muestra una conmovedora e inteligente historia sobre la familia y la libertad.