La 25ª entrega del Detective Conan mantiene la coherencia de fondo y forma de la saga. Contiene los excesos de siempre pero deja un poso de valores positivos dirigido a un público amplio.
La 25ª entrega del Detective Conan mantiene la coherencia de fondo y forma de la saga. Contiene los excesos de siempre pero deja un poso de valores positivos dirigido a un público amplio.
Con una buena fotografía y unas actrices creíbles, Santi Amodeo construye un retrato sobre la adolescencia de la generación Z. A pesar de que describe una salvajada, es una imagen verídica de la trampa de las redes sociales.
Pau Durà aprovecha con eficacia un metraje breve y un único escenario para crear una serie de malentendidos que hagan reír al público. Sin más pretensiones que esa, Toscana es una comedia eficaz que aborda las crisis adultas.
Un relato contenido, sobrio y pausado sobre las relaciones de poder, con un magnífico trabajo actoral que sirve como loa a la compasión y la empatía bajo un trágico trasfondo de denuncia del entramado presidiario.
Una historia sobre la dureza del agro con cero concesiones al romanticismo. Es ruda y seca como la misma tierra que la protagoniza, como los inmensos personajes que la pueblan.
La adaptación del relato de ajedrez de Stefan Zweig funciona perfectamente durante la primera mitad, pero pierde fuerza en su segunda parte. Aún así, mantiene el interés y despierta ilusión por leer la novela.
Esta coproducción aborda la doble vida de una mujer con el objetivo de suscitar intriga en la trama y fascinación por el personaje. Sin embargo, resulta confusa y algo desalentadora para el espectador.
Aunque el detonante es el histórico terremoto de Tokio en 2011, esta película aborda, con precisión, un conjunto de cuestiones y dramas vinculados con la ética de las decisiones en nuestro día a día.
La biografía de James Brooke despierta el interés en su figura y cuenta con una gran recreación de la época. De todas maneras, la ejecución deja que desear a causa del desequilibrio del guion, la trivialidad y la violencia.
Jensen firma un thriller con humor negro que engancha hasta el final y que es más profundo de lo que parece. Además, permite reflexionar sobre cómo nos afecta el sufrimiento y cómo reaccionamos ante las cosas que nos duelen.