Saint Omer es una película que deja al espectador ocupar una silla del jurado y tratar de reconstruir los hechos de un infanticidio. Con lentitud y precisión, el juicio saca a la luz diversas cuestiones sin una respuesta clara.
Saint Omer es una película que deja al espectador ocupar una silla del jurado y tratar de reconstruir los hechos de un infanticidio. Con lentitud y precisión, el juicio saca a la luz diversas cuestiones sin una respuesta clara.
Sadiq retrata los infortunios de una familia de clase media pakistaní en un largometraje triste con algún toque de humor. Aunque sus personajes estaban bien construidos, la falta de rumbo hace desmerecer al conjunto.
Mitre hace un trabajo sólido para adaptar una historia surrealista. El largometraje queda desnivelado y lleno de elementos vulgares pero, en su conjunto, supone una sorpresa agradable.
Byambasuren Davaa firma una cinta con un prodigioso retrato de sus protagonistas y un dibujo amable de su entorno. No se puede hacer ningún reproche fílmico a esta obra cargada de humanidad.
Esta propuesta retrata la particular comunidad que convivió en el Monte Verità a principios del siglo XX, así como también la condición de la mujer en la época. Sin embargo, el film resulta largo, confuso y amargo.
El film de Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha retrata con verosimilitud y eficacia las condiciones de vida que soportan las mujeres en Irán. Impacta e invita a reflexionar sobre cuestiones morales.
El film de Konchalovskiy cuenta con una ambientación histórica impoluta. Sin embargo, el enfoque del guion no cumple las expectativas de lo que cualquier espectador podría esperar de una biografía sobre Miguel Ángel.
Un café londinense de ambiente árabe manifiesta las cotidianas divergencias y tensiones entre modos de pensar y ver la vida. El film abarca demasiadas cosas, además de romper la naturalidad con excesos descarnados.
Jörg Adolph dirige un documental científico-informativo fascinante y entretenido. Se complementa con una excelente fotografía de la naturaleza y con la visión antropomórfica del guardabosques Wohlleben.
El debut de Elsa Amiel traslada a la gran pantalla el universo excéntrico de los culturistas. Gracias a una fotografía sugerente, la audiencia se sumerge en la dureza de ese estilo de vida que deja una sensación desagradable.