Pierre Morrel se estampa contra un helicóptero y nos trae una propuesta aburrida y mal hecha. Mucha acción, a veces mareante, y con desastrosos efectos especiales que ni las interpretaciones pueden salvar.
Pierre Morrel se estampa contra un helicóptero y nos trae una propuesta aburrida y mal hecha. Mucha acción, a veces mareante, y con desastrosos efectos especiales que ni las interpretaciones pueden salvar.
Wadlow no consigue soprender nuevamente con su propuesta de terror. Impacta al espectador, pero pierde parte de su fuerza conforme se desarrolla la trama.
Distopía dentro del cine de catástrofes que plantea un mundo post-apocalíptico en Corea del Sur. Pese a una premisa muy ambiciosa y un despliegue visual muy bien ejecutado, no logra crear empatía con los personajes.
Precuela de Los juegos del hambre que mantiene rasgos de sus antecesoras e indaga más en alguno de sus mensajes. Pese a algún desequilibrio de guion y la dureza del contexto, el elenco consigue elevar el conjunto.
La cuarta entrega de los veteranos mercenarios no es más que otra sangría repetitiva y sin fondo. Tras la espectacularidad visual asoma una realización plana, un aburrido guion y una violencia desatada sin control.
Si Poker face se hubiera promocionado de otra manera, seguramente hubiera sido menos decepcionante para el público. Aunque Rusell Crowe es mejor actor que director, se puede disfrutar de su film de amigos jugadores de poker.
Acción y violencia por doquier para tapar una trama previsible y simple. Es una historia de redención que se ciñe a los estándares del género donde la actuación de Banderas tiene un gran peso para hacer la película interesante.
El film es otra comedia romántica más, esta vez protagonizada por compañeros de trabajo. La complicidad entre los actores entretiene, divierte y encanta al público, pero el conjunto aporta poca novedad al género.
La forja de un campeón es un intento de mostrar que se pueden hacer biografías deportivas en la gran pantalla, pero que pasa, al contrario que su protagonista, sin pena ni gloria.
Luis Tosar y Penélope Cruz llevan correctamente gran peso de esta propuesta de cine social en torno a los desahucios. Aunque narra varias historias amargas, tiene un punto de esperanza que es de agradecer.