Fotos y menores en las redes sociales

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Las cifras confirman que cada día se sube a Facebook una media de casi 2 billones de fotografías. Más de una vez, se ha hablado desde estas líneas del derecho de los menores a que su identidad digital sea, precisamente eso: SU derecho. En multitud de ocasiones, los padres colgamos imágenes con estos pequeños protagonistas en el parque, en una fiesta, en una actitud graciosa o disfrazados.

Ahora, esta red social, está trabajando para ofrecer un protocolo mediante el cual se podrá alertar a los padres que quieran colgar una foto de estas características. En el futuro el sistema de reconocimiento de imágenes podrá preguntarnos si estamos seguros de querer colgar la imagen, si queremos que sea un archivo público o que sólo lo puedan ver nuestros amigos. En cualquier caso, esta noticia que habla de un futuro sin fechas concretas demuestra la preocupación del sector por proteger la identidad y la huella digital de los menores. Preocupación que no tenemos muchos a la hora de «publicar» la intimidad de nuestros hijos, sobrinos, amigos, compañeros, familiares, etc.

Recordemos algunas normas de convivencia digital imprescindibles (netiqueta), además, para poder, después, educar a nuestros hijos sobre la seguridad en la red, sobre el ámbito de la intimidad y sobre el respeto a los demás:

– Perfiles configurados con criterio. Valorar quién puede acceder a los archivos que colgamos: todo el mundo, los amigos, amigos de los amigos, un grupo o un determinado conjunto de perfiles, etc.
Pensar antes de colgar. Las imágenes, a veces, muestran más de lo que queremos enseñar. ¿Qué información se ofrece en la fotografía?
– Si aparecen amigos de mis hijos, o nuestros, o familiares o cualquier otra persona que no seamos nosotros mismos ¿hemos pedido permiso para que su imagen viaje por internet?
¿Etiquetamos sin permiso al resto de gente que sale en la foto?

A veces, es simplemente, una cuestión de «alertas» que nos recuerden lo que estamos a punto de hacer y, en ello, ya trabaja Facebook. Pero, en otras ocasiones, es la imprudencia, o el desconocimiento de la plataforma, lo que nos lleva a «enseñar» más de lo que deberíamos.

En el otro extremo nos encontramos con casos curiosos de menores que se han hecho famosos con sus fotos en la red, como un bebé con cara de enfadado y enseñando el puño que fue reconvertido en meme o un niño que con sólo 5 años tiene más de 180.000 seguidores en Instagram. Estas noticias tampoco ayudan mucho a cultivar el sentido crítico, ya que los efectos virales que han tenido resultados muy beneficiosos para la familia del menor protagonista (niño que aparece en el destacado de este blog) suelen ser publicadas a bombo y platillo, ya que gracias a su popularidad en internet ha conseguido donativos para una operación. Aunque esto no es lo habitual. Por si acaso, cumplamos con las normas de urbanidad que precisa la red y evitemos problemas futuros.

Destacable también una experiencia de una profesora que quería demostrar a los alumnos hasta qué punto puede hacerse viral una foto publicada y que se encontró con una respuesta sorprendentemente desbordante.