La secuela de Eric Lavaine es una historia simpática con actuaciones naturales y una buena puesta en escena. Es un largometraje sencillo, que no aporta nada nuevo, pero tiene pinceladas de humor originales y divertidas.
La secuela de Eric Lavaine es una historia simpática con actuaciones naturales y una buena puesta en escena. Es un largometraje sencillo, que no aporta nada nuevo, pero tiene pinceladas de humor originales y divertidas.
Una batalla contra ancestrales demonios se transforma en un terrorífico viaje de autodescubrimiento y aceptación cultural. Aunque busque ser algo fuera de lo común, sus intenciones no terminan de cuajar.
Álex de la Iglesia presenta su nueva obra de terror homenajeando al slasher por medio de una mezcla de géneros cinematográficos algo confusa que incorpora elementos de la cultura pop.
La historia es de una absoluta vulgaridad humana, puesta en boca de perros, y una enfermiza obsesión en torno al sexo. La constante reiteración de lo grosero y lo chabacano buscan hacer reír, sin éxito alguno.
Una comedia familiar amable y bienintencionada, pero cuyo guion se pierde en lo rocambolesco y lo facilón. A pesar de todo, Gracia Olaya y Tito Valverde aportan frescura con sendos papeles.
David Bickerstaff lleva a cabo una realización casi excelente mediante un recorrido por la mayor exposición de las obras de Vermeer. El documental está plagado de curiosidades y detalles de las composiciones del pintor.
Un frío simulacro de biopic sobre la filósofa y poetisa Ingebor Bachman. Un esbozo inconexo y, por momentos, inverosímil que ni una desapegada Vicky Krieps es capaz de levantar.
El parque temático de espectáculos históricos Puy du Fou produce esta película para contar la otra cara de los hechos ocurridos durante la Revolución francesa. Intensa, teatral y dirigida a los amantes de la historia.
El director y guionista vasco Álvaro García-Capelo dirige su primer largometraje en el faro de su hermana en Bermeo. Un entorno de película para una historia con potencial, pero que adolece por todas partes de la falta de medios.
Un drama ambientado en la cordillera del Himalaya que se intenta vestir de thriller. Pese al irregular guion, el diseño de producción, los valores enfatizados y Miguel Herrán permiten estabilizar al conjunto.