Menos atractiva que su predecesora, esta segunda entrega sigue ofreciendo el lado más humano de un drama sobrevenido.
Menos atractiva que su predecesora, esta segunda entrega sigue ofreciendo el lado más humano de un drama sobrevenido.
Esta precuela que se empieza a ver por su protagonista, se acaba viendo por el resto del elenco que participa. Ágil, entretenida y con algo de trasfondo.
Musical basado en el de Broadway y nueva versión de la famosa película homónima de 2004. Puro entretenimiento por los pasillos de la jungla de este icónico instituto americano, especialmente dirigido a los fans de la primera entrega.
Lo único que se sostiene en esta película son las actuaciones de las caras más conocidas del reparto. El resto: escenas de acción y violencia gratuita en una historia que transmite una idea errónea y nociva de lo que es la justicia.
Un superficial thriller que se regodea en la desgracia, en los estereotipos y en el despropósito narrativo. Así pues, no ofrece ni una moraleja constructiva, ni un suspense emocionante, ni un entretenimiento para disfrutar.
Un film de suspense que incomoda, pero que incluye importantes reflexiones frente a una época marcada por la desinformación, los prejuicios raciales y unos juicios mediáticos movidos por el fervor de las primicias y lo morboso.
Un relato sobre la travesía de los que vienen a Europa en busca de mejores condiciones con unos planos visuales increíbles, pero con un guion pobre y simplista.
Esta propuesta deja de brillar en cuanto se olvida de su propósito: un robo en tono de comedia. De diamante pasa a bisutería y acaba en el olvido.
Un asesino en serie, un policía entregado a la causa y muchos momentos sobrecogedores de violencia, dolor e incomprensible drama vital.
La obsesión por el crimen y el negocio que generan las historias de violencia, no solo en los EE.UU. sino en muchas partes del mundo, son el motivo y el motor de esta disparatada comedia.