Aleksandre Koberidze mezcla diversos géneros en una trama cuya premisa es una historia de amor, pero va ramificándose a medida que avanza. Es una película larga que ayuda a fijar la mirada en la belleza de lo cotidiano.
Aleksandre Koberidze mezcla diversos géneros en una trama cuya premisa es una historia de amor, pero va ramificándose a medida que avanza. Es una película larga que ayuda a fijar la mirada en la belleza de lo cotidiano.
Un relato sin tapujos sobre los servicios de inteligencia de la República Democrática Alemana. El realismo del film enfatiza el drama de conservar la integridad individual frente a las exigencias de lealtad a un partido.
Un café londinense de ambiente árabe manifiesta las cotidianas divergencias y tensiones entre modos de pensar y ver la vida. El film abarca demasiadas cosas, además de romper la naturalidad con excesos descarnados.
Ildikó Enyedi adapta una novela en un ejercicio visual magistral y con un elenco que realiza un gran trabajo. No obstante, su propuesta carece de un buen guion que otorgue sentido a las más de tres horas de metraje.
Sandra Bullock produce y protagoniza una historia sobre segundas oportunidades en la vida. Con una puesta en escena y un guion bien organizados, llega al espectador e invita a pensar.
Con una remarcable dirección y una envolvente fotografía y banda sonora, este film consigue entretener. Aunque su desarrollo es confuso, el relato da suficientes herramientas para reflexionar críticamente.
Spencer propone una aproximación diferente a la personalidad de la icónica princesa de Gales. Con una caracterización y un vestuario impoluto, Kristen Stewart deslumbra con su actuación, que logra angustiar a la audiencia.
Jörg Adolph dirige un documental científico-informativo fascinante y entretenido. Se complementa con una excelente fotografía de la naturaleza y con la visión antropomórfica del guardabosques Wohlleben.
Después del dudoso triunfo de la primera parte, Holger Tappe nos trae Una familia feliz 2. Una película que llega en Halloween, a pesar del hecho de que los protagonistas sean monstruos, no despierta demasiado interés.
El film de Wes Anderson es un proyecto formal llevado al límite. Tiene el innegable sello estético del director, pero el exceso ornamental (y de actores conocidos) acaba sofocando la evolución de personajes o el relato que se narra.