Un thriller político basado en los últimos meses de vida del diplomático Dag Hammerskjöld. Entre lo factual y lo íntimo, la película encuentra su valor en el elogio a la honestidad, la paz, la justicia y el bien colectivo.
Un thriller político basado en los últimos meses de vida del diplomático Dag Hammerskjöld. Entre lo factual y lo íntimo, la película encuentra su valor en el elogio a la honestidad, la paz, la justicia y el bien colectivo.
Mia Wasikowska lidera este retrato sobre la salud nutricional contemporánea, que hace hincapié en sus aspectos más turbios y delicados. Con humor negro y una realización estática, el film avanza torpemente.
Una obra sensible y emotiva que nos sumerge en un mapa familiar afectado por la enfermedad. Con tacto y una cálida humanidad, Lila Avilés exalta la importancia del amor y la unión familiar ante los escollos de la vida.
Un melodrama al más puro estilo clásico donde destacan la música, la hermosa fotografía del paisaje y un magnífico Mads Mikkelsen. Tras la historia queda un mensaje sobre valorar lo importante en la vida.
El film narra el viaje físico e interior de un sacerdote danés que parte hacia Islandia. Cuenta con una fotografía espléndida pero se ve desmerecida por el exceso de metraje y el guion abrupto en su último tramo.
Con una premisa y una puesta en escena prometedoras, el largometraje va virando hasta convertirse en una experiencia incómoda, salvaje e incluso gore que reflexiona acerca del sentido de la vida.
Una animación que aparta a la pequeña audiencia por la oscuridad de sus tramas y por la complejidad del guión. No bastan la buena calidad técnica, ni el humor, ni las capacidades heroicas de sus protagonistas.
El film de Bille August, sin llegar a sobresalir, cuenta con una fascinante puesta en escena y una correcta interpretación. Todo ello logra que esta adaptación de la novela de Stefan Zweig merezca la pena.
El segundo trabajo de Maryam Touzani cuenta con un elenco deslumbrante, una historia humana y sincera y una mirada sensible hacia sus personajes. Todo ello envuelto en la elegancia del microcosmos de las telas.
Ruben Östlund articula una crítica muy divertida sobre la alta esfera social y el capitalismo extremo. Aun con escenas acertadas, el film resulta grotesco e irregular por momentos, lo que puede desalentar a cierto público.