Aquarius

Cada vez se hace más difícil contentar o sorprender al espectador. Ya no vale introducirse en una época estimulante –como fueron la década de los sesenta y setenta en los EE.UU.–, tampoco sirve tener una historia con contenido suficiente para llenar las horas, ni contar con un personaje que navega entre la oscuridad y la paranoia –Charles Manson reúne muchas condiciones para ser un buen candidato–. Ahora, lo que diferencia a una serie de otra es su narración. Aquarius se mueve bien entre el drama, la acción y la psicología, pero le falta profundidad y le sobran efectismos.

Se recrea en la oscuridad de una época convulsa y compleja de la que hemos heredado, además de algunas cosas buenas, muchos desastres. Y quizá es ahí donde perdemos el hilo narrativo. A lo mejor, si su creador se centrara en lo que quiere contar, el resultado habría sido diferente. En este caso, son demasiadas las propuestas que ofrece y pocas en las que de verdad profundiza. En este sentido, el fangoso mundo de la droga, el sexo decadente, los hippies “colocados”, las comunas y la corrupción policial componen el perverso mundo en el que se desenvuelve la narración.

Está claro que no nos encontramos ante un relato amable, pero hay muchas formas de describir la miseria humana y, aunque Aquarius no utiliza la peor, sí se decanta por enmarañar lo que ya es complicado de por sí. En la serie se añaden, además, elementos ficcionados que ponen de manifiesto esa inclinación de sus guionistas por lo depravado, lo enfermizo y lo más llamativo, quizá para ocultar algunos vacíos o quizá por falta de habilidad. En cualquier caso, adentrarse en Aquarius es bañarse en el barro y, después, difícilmente se puede salir indemne.

A pesar de todo, la serie tiene cosas aceptables. Por un lado, destaca la banda sonora que corona la estupenda ambientación. El persuasivo protagonista, un Duchovny que parece empezar a asumir que el tiempo no pasa en balde, es una revisión lograda del clásico policía de la vieja escuela enfrentado con los tiempos modernos que le ha tocado vivir. Los casos episódicos, los personajes secundarios y sus historias e, incluso, la trama central basada, en teoría, en la vida real del asesino en serie podrían reforzar la idea de un producto con peso. Sin embargo, y a pesar de todo, Aquarius no consigue ir más allá.

Firma: Mar Pons