Castle

Castle aporta un punto de vista diferente a las series policíacas ya consolidadas como C.S.I., El mentalista o Bones: se trata de la perspectiva de un escritor de libros de éxito sobre crímenes. Esta premisa del guión no es nueva ya que se utilizó con anterioridad en Se ha escrito un crimen. Incluso Richard Castle, su protagonista, adopta más de un rasgo característico de la famosa escritora-detective de los años 80, Jessica Fletcher. Aunque son reconocibles los toques propios de la época actual, Castle imita a su predecesora encarnando a un personajes despistado pero observador, de carácter desenvuelto e irónico y que, tras una torpe apariencia, esconde una buena dosis de inteligencia y capacidad de deducción.

Por su parte, los encantos de Castle, divorciado dos veces y padre de una adolescente de 15 años, chocan con el carácter profesional de la inspectora Beckett, que no está dispuesta a caer rendida ante los encantos del escritor. La relación entre la detective y el escritor es el punto fuerte de la serie: los guionistas saben manejar con muy buena mano las tensiones y distensiones entre ambos.

Otros personajes importantes en la trama son Martha Rodgers y Alexis Castle, madre e hija de Richard. Son dos personajes antagónicos: Martha es una aspirante a actriz que nunca llegó a nada, inmadura e irresponsable, mientras que Alexis es una adolescente con todo el sentido común que le falta a su abuela y a su padre. Éste, consciente de ello, le pide ayuda de vez en cuando para resolver los casos que se encuentran en punto muerto.

El acierto de la serie radica en que las tramas del guión se plantean con sencillez. No se buscan ni grandes historias ni efectismos en la narración, sino humor y mero entretenimiento. El plato fuerte lo componen, junto con el carácter del protagonista, unos diálogos simples pero eficaces y divertidos y el habitual tira y afloja de una relación que va más allá de lo puramente profesional. También ayudan la buena factura visual y el dominio de la técnica audiovisual con la que los americanos revisten sus productos, aunque sean de serie B.

Firma: María Bofarull