Covert affairs

Covert affairs se centra en los casos de Annie Walker, un personaje poco sorprendente, representado por la típica mujer que, además de guapa, es inteligente y sabe salir airosa de todas las situaciones, por complicadas que sean. A su lado, el agente ciego Auggie Anderson es el encargado de ayudar y guiar a la recién llegada en sus casos y a enseñarle los entresijos de la Agencia. Estos dos personajes, que se complementan mutuamente, logran evolucionar a lo largo de los capítulos. Sin duda, su posible relación es uno de los atractivos que se plantea ya en los primeros episodios.

A pesar de que no se ofrece nada original, quizá el humor y la exagerada confianza que genera Anderson y la debilidad –un poco sensiblera– de Walker son los ingredientes necesarios para hacer que el espectador se encariñe con los protagonistas y llene con las emociones lo que no puede excusar con la razón. Puesto que, sin duda, la serie deja bastante que desear en cuanto a historias, efectos y tramas de espionaje.

La inverosimilitud de los personajes es equiparable a la del guión y, en ningún momento, se debe buscar en esta ficción un thriller que hable sobre agentes secretos, agencias gubernamentales, atentados contra la seguridad nacional y que resista el análisis más superficial.

En definitiva, el entretenimiento que otorga Covert affairs se centra en sus protagonistas y en sus ligeras historias de acción, que pueden cautivar al espectador por su simplicidad y su descaro a la hora de plasmar escenas de lo más irreales.

Firma: Mar Pons