Good witch

Existen siete largometrajes canadienses que, desde 2008, vienen relatando las aventuras de La dama gris. En ellos, Cassandra Nightingale es una misteriosa mujer que llega a Middleton para ocupar la mansión de su tatarabuela. Allí conocerá a Jake, a sus hijos y será donde, por fin, pueda cumplir su sueño de crear un hogar. La serie arranca pocos años después de la muerte de Jake y justo cuando los nuevos vecinos le devuelven a Cassie la ilusión de reabrir las puertas de La casa gris.

Para empezar, advertimos que Good witch quiere ser una serie familiar, que reúna valores ausentes en la mayoría de ficciones y que se deje ver sin grandes sobresaltos. Con la intención de dejar un poso de bondad, de cuento y de fantasía, los personajes y el guion mismo se envuelven en un almíbar solo digerible por unos cuantos (aquellos que acepten la premisa anterior).

También avisamos que la apuesta que la serie hace por la brujería y los beneficios de los remedios naturales asociados a la bondadosa personalidad de la protagonista puede confundir al espectador crédulo. No obstante, con la clara intención de aportar valores en “desuso”, Good wicht se enmarca en el género de la fantasía, por tanto no hay que tomársela muy en serio.

El pequeño pueblo de Middleton (con gran parecido al Stars Hollow de Las chicas Gilmore, pero con menos encanto) es el centro de operaciones de la buena bruja quien, gracias a sus premoniciones, puede ayudar a todos los que se le acercan y, en fin, ese resulta ser el propósito de su vida. Propósito que también quiere contagiar a sus más allegados.

En Good witch se respira un cierto toque de comedia romántica clásica, pero sin el mismo encanto de los clásicos. A los guionistas se les va la mano con el azúcar y, de tanta melosidad, la protagonista llega a empalagar. No obstante, se lo perdonamos cada vez que entran en juego la alcaldesa, Martha o la prima “despiadada”, Abigail.

Los personajes evolucionan quizá de una forma un poco “milagrosa”, pero Good witch no pretende ser Sentido y sensibilidad, así que también pasaremos por alto que no siempre haya una explicación para el cambio. En definitiva, este título propone un espacio amable, donde las preocupaciones del prójimo pesan más que las propias, donde los seres humanos se ayudan entre ellos y donde hay una solución adecuada para cada ocasión.

Firma: Mar Pons