Hotel Transylvania. La serie.

Locura colectiva en esta animación que carece del encanto de los largometrajes en los que se inspira. Un producto con pocas ventajas para el público infantil, a pesar del ingenioso humor y la ironía con que se escriben sus guiones.

La pequeña vampiro Mavis, hija de Drácula, es la protagonista de este spin-off animado de las películas que llevan el mismo nombre. La obsesión de Mavis por demostrarle a su padre que es capaz de asumir el control del negocio le sumergirá en las más locas y excéntricas aventuras.

Junto a ella, sus inseparables amigos demuestran a la pequeña audiencia la trascendencia de la amistad, la importancia de la cooperación, el poder de la imaginación y la necesidad de afrontar las dificultades. Sin embargo, todo ello lo hacen con demasiado estruendo y muy lejos de la serenidad.

Las mucosidades, las ventosidades y todo tipo de “dades” (como las asquerosidades) forman parte de un decorado tenebroso pero juguetón. Así, Hotel Transylvania es un refugio de imposibles acontecimientos para zombies, monstruos, brujas y seres que nada tienen que ver con lo humano, lo habitual y lo racional.

La serie se dirige a una audiencia infantil capaz de enfrentarse a la fealdad del inframundo sin asustarse, a la hiperactividad de los protagonistas sin inmutarse y al griterío general sin alterarse. Todo un reto para los pequeños espectadores.

Firma: Mar Pons