Los demonios de Da Vinci

David S. Goyer (El hombre de acero, FlashFoward) es el padre de Los demonios de Da Vinci, una serie ambientada en la Florencia del siglo XV y protagonizada por el británico Tom Riley (Monroe). En realidad la serie se podría llamar de cualquier manera, el nombre de Leonardo Da Vinci se utiliza como pretexto para crear un personaje esperpéntico muy alejado del auténtico.

La utilización de un artista histórico “actualizado” no es algo nuevo. Pero una cosa es adaptarlo a unas necesidades concretas y otra muy diferente crear algo nuevo y raro. En este sentido, la idea inicial puede recordar al extraño largometraje Lincoln cazador de vampiros, donde se utiliza un personaje histórico para unos fines poco realistas.

Esta claro que no se trata de una serie histórica ni se busca profundizar y ordenar lo que hoy sabemos de Leonardo. La trama mezcla hechos imposibles, trémulas sectas secretas –en busca de los beneficios del conocimiento para la sociedad de la época–, la malvada Iglesia y varios elementos mágicos y sobrenaturales. Todo bien aliñado con peleas, batallas, sangre, inventos y desnudos. 

Al pensar en la persona de Da Vinci nunca suele venir a la cabeza la imagen de un guerrero, pero aquí se le ve pelear muy a menudo, además de ser un respondón sabelotodo al que nadie puede hacerle sombra. Todo el universo artístico y amoroso es aprovechado para poder mostrar la anatomía de mujeres jóvenes y, en alguna ocasión, varones de diferentes edades.

Obviamente hay más personajes históricos e inventados: Lorenzo de Medici (Elliot Cowan) y su amante Lucrezia Donati (Laura Haddock), miembros de la familia Orsini, los Pazzi y no podía faltar el malvado Santo Padre, pero no vale la pena entrar en detalle. 

Las tramas son muy básicas y predecibles, el espectador avispado podrá ir solucionando, poco a poco, todos los entresijos de la serie, exceptuando algunos de resolución fantasiosa, inverosímil e irrealista. Junto a las desastrosas historias hay que añadir que Tom Riley sobreactúa de tal manera que parece que vaya colocado con alguna substancia de legalidad más que dudosa. 

Si os encontráis en la pantalla Los demonios de Da Vinci, recordad que hay más canales y vosotros tenéis el poder del mando a distancia para usarlo.

Firma: Josep Alegret