Maestros de la costura

Con MasterChef, Televisión Española parece que ha encontrado una fórmula infalible para el éxito y, ahora, prueba suerte con un formato muy similar pero con un cometido muy diferente. Aquí, los cocineros son costureros y los platos son diseños para una industria emergente en nuestro país: la moda.

Da gusto ver el taller de trabajo en el que se desenvuelven los participantes, las opciones inmensas que se les presentan y, como valor añadido, la cultura que se hilvana a través de los diferentes retos. De esta forma, el espectador, además de disfrutar con el concurso, nunca se queda sin su pequeña dosis de historia, de nombres y figuras relevantes del ámbito textil, de curiosas efemérides y datos interesantes.

En este sentido, quizá este programa es más rico que su hermano mayor y, además, más útil si el espectador es aficionado a la costura. A lo mejor, esto se debe a que estamos frente a la novedad de la primera temporada y hay una tarea de “formación” que se debe hacer con la gran audiencia. También se nota en el casting que, seguramente a medida que pasen las ediciones, será más profesional, más prometedor y más exigente que en esta edición.

No obstante, cabe alabar el propósito de combinar afición y profesionalidad, esfuerzo y pasión, diseño y técnica, color y texturas en un ambiente, aunque no exento de la polémica que trae consigo la vertiente reality, que recuerda que no todo en la vida es coser y cantar. Y menos aún en una profesión sacrificada y muy laboriosa.

Maestros de la costura es una propuesta que puede también gustar a los que no saben del tema y a los principiantes o aficionados les da un empujón para crear, disfrutar y crecer en un hobbie no solo bonito sino también práctico. Una ocasión para entretenerse y, de paso, aprende algunos truquillos o adentrarse en el creativo mundo de la moda.