Mejor llama a Pilar

Cuatro fue la cadena encargada de lanzar a la fama los programas de coaching, un proceso de análisis, instrucción, entrenamiento y acompañamiento personalizado, con los que se pretende ayudar a personas en apuros.

Primero fue Supernanny, una fórmula traída de Inglaterra, donde Rocío Ramos ponía orden en hogares desbordados por los hijos pequeños. Luego Hermano mayor y S.O.S. Adolescentes se encargaron de coger el relevo con los jóvenes conflictivos y, después de arreglar la economía del hogar en Ajuste de cuentas, llega Pilar para componer relaciones en crisis.

Mejor llama a Pilar es un espacio de corte idéntico a los ya citados. En primer plano se ilustra el problema con los episodios más conflictivos. Tras unos momentos de tensión, cuando los enfrentamientos llegan a un punto en el que parece que no hay vuelta atrás, se ha creado el momento justo para recibir a Pilar.

Cebrián ejerce de mediadora y de coach con la pareja, haciendo y diciendo lo que el espectador, si está medianamente en sus cabales, haría o diría (aunque hay que reconocerle a Pilar cierta sobredosis de paciencia, muy necesaria para enfrentar según qué casos).

En general, no hay nada que objetar al espacio, sino fuera porque Mejor llama a Pilar es uno de los ejemplos más claros a los que ha llegado la sociedad actual: ventilar los problemas más íntimos a cambio de un minuto de gloria (o para no pagar una terapia). Y, además, ofrecerlo como entretenimiento audiovisual a coste de que algún ingenuo se crea la película.

Firma: Mar Pons