Prodigiosa: Las aventuras de Ladybug

Un poco ya saturados de niños y adolescentes que se convierten en superhéroes en sus ratos libres, buscamos las diferencias que hagan de este producto algo novedoso u original. Pero no las encontramos.

Como suele suceder en estas propuestas animadas, el azar y la magia irrumpen en la vida cotidiana para conferir poderes a aquellos que, por su “bondadosa” naturaleza, son capaces de aprovecharlos para beneficiar al prójimo. En esta serie tampoco faltan las típicas transformaciones luminosas envueltas en purpurina, pequeños seres animales que actúan como voz de la conciencia, las mascotas o amigos alienígenas, un malvado –portavoz de la ambición desmesurada y la mala suerte– y un grupo de adolescentes adictos a las tecnologías.

A pesar de todo, Prodigiosa: Las aventuras de Ladybug trae a colación algún aspecto interesante. Destaca, por ejemplo, la propuesta de que el villano Lepidóptero se sirva de los momentos más críticos que está atravesando una persona para desposeerlos de su personalidad e incitarlos al mal.

Por otro lado, no defrauda su factura visual, colorista y despejada, y su propuesta ejecutada en 3D. A nivel narrativo, las tramas son simples, pero no maltratan la inteligencia del joven espectador.

Prodigiosa: Las aventuras de Ladybug es una producción francesa que recrea, como aliciente y en su ambientación realista, los los más conocidos escenarios de París.

En definitiva, esta serie de Disney Channel es entretenida y, algunas veces, consigue despertar una sonrisa pero es, principalmente, amable, luminosa, ágil y poco pretenciosa. Sin embargo, como ya se ha dicho, Prodigiosa: Las aventuras de Ladybug no trae nada nuevo al género y solo llega para ocupar un espacio en la parrilla.

Firma: Mar Pons