Toledo, cruce de destinos

La historia es una materia reservada para los estudiosos que comparten su sabiduría en soportes menos espectaculares que la pequeña pantalla. En muy pocas ocasiones, ficción y realidad se llevan de la mano con armonía y sin contradicciones. No es el caso de Toledo, cruce de destinos. Esta ficción de BoomerangTV para Antena 3 toma algunos hechos históricos y los envuelve con los artilugios televisivos para mostrar al espectador una nueva realidad concebida por los guionistas. De esta forma, el espectador no debe buscar en la serie un retrato fiel de los acontecimientos del siglo XIII, sino un espacio de reinvención histórica adaptado a los nuevos tiempos.

En Toledo se identifican claramente dos vertientes argumentales. La primera, con la que se persigue la tensión, el suspense y una dosis aceptable de acción, es la que se adentra en los intereses políticos de la época: batallas, desencuentros por la paz, intrigas palaciegas, ambición y poder. En segundo lugar, destaca el imperioso afán de mostrar los acercamientos sexuales de sus protagonistas. Quizá para rellenar, quizá porque sus creadores piensan que el espectador es incapaz de seguir una ficción sin ese tipo de contenidos, lo cierto es que la sutileza, la sugerencia y la elegancia quedan fuera del alcance de los guionistas y creadores de una ficción que, una vez más, abusa del desnudo femenino como reclamo. Con ello, además de despreciar a una parte importante de la audiencia, se desplaza a la mujer al lugar que tantos siglos ha luchado por desocupar: el de objeto a merced de los caprichos del hombre.

El reparto coral de la serie consiente la interpretación irregular del grupo que pone de manifiesto la experiencia y la habilidad de algunos en detrimento de los mediocres. Así por ejemplo, la actuación de Juan Diego en el papel del monarca, sufrida y convincente, resalta la sequedad y falta de empatía de la reina Violante (Patricia Vico). En conjunto, con algunas excepciones, se echa de menos una elenco de actores que transmitan lo que requiere su papel.

En esta producción sobresale el trabajo de vestuario, ambientación y decorados que recrean con acierto la época que pretende, así como el esfuerzo técnico de rodajes en exteriores y la búsqueda de bellos parajes representativos.

Toledo, cruce de destinos es un paso más en la carrera de las series de época que puede gustar al espectador que busca entretenerse, pero que adolece del arte de las buenas ficciones. Los detalles del guión, la ironía, la insinuación, la fuerza de las palabras en unos diálogos sutiles y la credibilidad que dispensa una buena interpretación son los recursos que todavía, en España, no se utilizan por miedo a una audiencia que no sepa apreciarlos.

Firma: Mar Pons