Un príncipe para Corina

Cuatro se ha convertido en el escaparate de este tipo de espacios con títulos como Granjero busca esposa o ¿Quién quiere casarse con mi hijo? Luján Argüelles es la maestra de ceremonias oficial de este género que rezuma populismo y sexismo a doquier.

Corina y sus pretendientes se desenvuelven en una cuidada puesta en escena, con retazos de cuentos principescos que, cuyo montaje, consigue enturbiar la magia de los relatos clásicos para resaltar los estereotipos y ensalzar las rarezas de unos provocativos concursantes. El casting ha optado por incluir a vampiros, culturistas religiosos, multioperados feofóbicos o adictos al porno. Un conjunto de lo más alentador y atractivo para la pobre Corina.

Ya en su primera entrega, los concursantes buscan atraer a la protagonista o a la audiencia con burdas escenas chistosas que, lejos de divertir, les sumergen en el ridículo. A medida que el espacio progresa, la vulgaridad lo hace también de forma equivalente. A más minutos, más zafiedad y, a menos honestidad en los sentimientos, menos capacidad para encontrar un príncipe de verdad. Nuevo título para el contenido de siempre, pero esta vez vestido de “cuento”, que reivindica la apariencia exterior como reclamo.

Firma: Montserrat Bros