Kingdom Come: Deliverance

Análisis

La crítica del principiante

Como el buen vino, una película de romanos o un disco de música de un cantautor, Kingdom Come es un juego que solo algunos disfrutarán. No por su calidad, que la tiene y mucha, sino por la propuesta que ofrece. Os los presentamos a continuación:

La Edad Media más real

El primer rasgo que hace a este título diferente, es su planteamiento. Estamos ante un juego de rol de mundo abierto con toques de acción. Hasta aquí nada especialmente diferente a Skyrim o The Witcher. Sin embargo, un elemento lo define: realismo. Por primera vez en no pocos años, me encuentro con un juego medievalista en el que el realismo impera. Ni magia ni hechicería y brujería; ni dragones ni magos con poderes sobrehumanos. Aquí se vive la edad media como nunca antes.

Cuando decimos que es un juego realista, lo decimos por su gran atmósfera, perfectamente recreada, con sus amplios prados, pequeñas aldeas, ciudades amuralladas y caballeros con cotas de maya. También lo decimos por el alto nivel de detalle de los interiores de las abadías, por poner un ejemplo.

El argumento nos sitúa en la Bohemia medieval. Nosotros somos Henry, un joven despreocupado cuya mayor ambición es pasarlo bien y obedecer a su padre… Todo ello hasta que la guerra afecta de lleno a su aldea y se veo obligado a huir. Así comienza esta aventura en la que el joven inmaduro y arrogante va madurando a lo largo de su viaje de aprendizaje hasta convertirse en un valeroso guerrero. El argumento no es que sea demasiado original (recuerda a no pocas películas de Hollywood), pero está bien dispuesto a lo largo de todo el juego.

Que el ritmo no pare

Como hemos dicho, Kingdom Come es un juego de acción pero, principalmente, es un título de rol en primera persona. La evolución del personaje es esencial, los diálogos numerosos y el ritmo de la partida y de la historia, lentos. ¿Es algo negativo? Para nada. Sencillamente, es un título muy especial dirigido a un público adulto muy concreto. Así que aquellos que esperen una especie de Assassins Creed tienen que saber que están muy equivocados. Ni los combates son así de frenéticos ni el ritmo de la aventura es rápido e intenso. Los desplazamientos a caballo -o corriendo- entre aldeas son continuos y las conversaciones con personajes principales y secundarios abundantes. Aquí todo se fragua a fuego lento.

En esta línea, por ejemplo, es necesario comer para no morir de hambre, gestionar los alimentos que tenemos –en caso contrario nos podríamos indigestar- y dormir cada cierto número de horas. Asimismo, en combate, cualquier estocada que nos den puede ser mortal y, en caso de no serlo pero tampoco ser curada, podría causarnos una infección o pérdida abundante de sangre. Todo ello hace que nuestro avance sea pausado, que aprendamos las mecánicas de combate, que fortalezcamos nuestra resistencia o nuestra pericia como jinete.

Las misiones, principales y secundarias, nos permiten ir mejorando en cada una de las ramas de aprendizaje y, a su vez, que nuestro armamento sea más completo.

Ahora bien, a pesar de que no lo parezca, la acción y los combates no son tan abundantes como podemos pensar. Y, como decíamos, son más estratégicos que frenéticos. No consiste en atacar sin ton ni son sino en cubrirnos adecuadamente y acometer en el momento preciso.

A mejorar y contenido

Como puntos que no nos han convencido del juego, es importante destacar un par de aspectos. Por un lado, la cantidad de bugs –errores de programación- desde que empezamos la partida. No son graves, pero si bastante molestos cuando vemos a un personaje que atraviesa una pared o un caballero que desaparece y aparece flotando a dos metros del suelo. Desde que comenzamos la partida –y llevamos unas 20 horas-, se cuentan por decenas. Suponemos que con futuras actualizaciones los arreglarán.

Por otro lado, respecto a su contenido es un juego bastante visceral. No nos parece mal dado el público al que se dirige, pero es importante tenerlo en cuenta. No lo es tanto por los combates, sino por las escenas que nos encontramos –poblados con gente masacrada, ahorcada, continuas referencias al alcohol, etc.-. Además, la libertad que otorga el juego, nos permite atacar a la gente indefensa. No busca el espectáculo gore fácil ni la acción sin sentido, pero es claramente un juego para adultos por todo lo expuesto. Además incluye secuencias un tanto sugestivas un tanto inapropiadas y referencias al alcohol. Insistimos, dirigido a adultos.

Lo mejor:

Representa el Medioevo como ningún otro juego.
La ambientación está muy bien conseguida.

Lo peor:

Bugs interminables.
Más que negativo, es saber que es un estilo de juego muy particular.

Conclusiones:

Kingdom Come: Deliverance es un juego distinto. Se trata de un título de rol en mundo abierto, con toques de acción y exploración, y con un ritmo pausado, basado en la progresión lenta pero constante de nuestro personaje. Su principal virtud es el gran realismo que destila, hasta el punto que tendremos que alimentarnos para sobrevivir. Sin embargo, es un juego enfocado a un público muy particular: adultos con el gusto por los juegos que se cuecen a juego lento. No es para niños ni jóvenes.

ficha técnica

Género: Rol

Subgénero: Acción

Plataformas: PC

Fecha lanzamiento: 13/02/18

Público

+18 años

Valoración

Contenido

Humor

Acción

Violencia

Sexo

Cuando se anunció Kingdom Come como proyecto de financiación colectiva –Kickstarter-, poco podíamos pensar que el juego verdaderamente valiera la pena. Tras un largo desarrollo, llega a las tiendas esta propuesta realista, de rol y ambientada en la Edad Media. Un título particular que gustará a los más adultos.

Idiomas: Castellano

¿Juego en red?: 0

Número de jugadores: 1

Precio: 59,95€

Distribuidora: Koch Media

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