Tomb Raider

Tomb Raider nos presenta a una Lara Croft joven, inexperta y que sufre, pero igual de aventurera que siempre. Ahora bien, esta Lara es mucho más humana que las anteriores y esto nos permite ver que algo ha cambiado. Solo empezar veremos como por culpa de un temporal, el barco donde viaja nuestra protagonista con su equipo naufraga. Cuando milagrosamente llega a la costa, pierde la conciencia y, cuando la recupera, está ligada dentro de una cueva. Con no poca dificultad nos soltaremos e intentaremos escapar. Ya desde el principio vemos una Lara dañada, herida y cobarde. Las sensaciones que transmite están perfectamente trabajadas y a medida que avanzamos veremos como cambia. Así, por ejemplo, aprenderemos a cazar, viviremos la dolorosa sensación que vive cuando mata un enemigo en defensa propia o los miedos que tiene al subir arriba de una torre de comunicación.

A medida que avanzamos en la aventura, nos damos cuenta que es un buen ejemplo de Tomb Raider de nueva generación, pero con una gran pega. La saga ha dado un giro hacia Uncharted demasiado descaradamente y las secciones de plataformas han perdido bastante peso, en detrimento de la acción. Los que somos ya veteranos, echamos de menos aquellos saltos imposibles que nos obligaban a repetir desde el último punto de control infinidad a veces. Ahora, a pesar de que tenemos secciones plataformeras, como escalar las paredes de una montaña, pico en mano, da la sensación que todo es más sencillo en este aspecto y que está más dirigido a la acción. Lo mismo pasa con los puzles, mucho más guiados e intuitivos. Avanzar en el juego no supone un reto, así que olvidaos de aquellos retos que nos dejaban bloqueados más de una vez.

Eso sí, el juego te anima a seguir sin cesar. La fórmula, a pesar de sus diferencias con otras entregas, engancha como siempre, y al poco tiempo os daréis cuenta de que lleváis varias horas ya de esta apasionante historia. El control es sencillo e intuitivo y tendremos que combinar el uso del arco con lo otras armas de una manera muy sencilla para avanzar.

El apartado visual es espectacular y tanto el modelado de Lara como de los enemigos, de los animales o de los escenarios es soberbio. Todavía echamos de menos estos grandiosos templos tan propios de la saga.

Respecto a su contenido, por su nuevo enfoque la saga ha dado un giro a un público mayor de 18 años. Antes, a pesar de tener momentos de más acción, no resultaba tan adulto. Y es que ahora no solo resulta más violento, sino que tanto la historia, como los gráficos y las sensaciones son propios de un juego para mayores de edad. Y no lo decimos porque el grado de violencia sea elevado (aunque también), puesto que no da la sensación que sea una violencia sin sentido, un matar para matar, sino la respuesta al instinto de supervivencia de la aventurera. Sino que lo afirmamos por todo lo que rodea al juego. Además, presenta escenas crudas, un poco innecesarias, como cuando morimos.

En resumen, el análisis del nuevo Tomb Raider tiene varias lecturas. Por un lado, para los que somos seguidores de la saga desde sus orígenes, estamos ante un buen juego pero que nos da la sensación que ha perdido un poco su esencia (no al nivel de Resident Evil, está claro) para adaptarse más al estilo de Uncharted que tanto éxito ha tenido. Para los que quieran probar una aventura con nombre, estamos ante uno de los mejores títulos del año. Largo, profundo, variado, muy acabado y excelente en todos los otros sentidos. Finalmente, el giro de la saga a un público más adulto, lo limita a mayores de edad, si bien no ofrece una violencia sin sentido, sino que todo responde a un instinto y necesidad de supervivencia que encarna esta nueva Lara.